La perfección cristiana es la completa salvación del pecado y la plenitud en la vida cristiana. Se refiere al acto perfecto de Dios en la entera santificación, por medio del cual el corazón es purificado de todo pecado, y a la vida de amor perfecto (o puro) de los que viven y andan en el Espíritu.
El amor perfecto es la realidad experimentada de una relación con Dios en la cual el creyente ama a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas, y al prójimo como a sí mismo. Es la realización del propósito de Dios de que seamos santos.
(Pureza y Madurez) La pureza, es un asunto relacionado con la firmeza, integridad y rectitud presentes; la madurez es un asunto de crecimiento y desarrollo en conocimiento, fortaleza y habilidad. La pureza es la condición de gozar de libertad del pecado, de sinceridad y devoción total a Dios.
La llenura del Espíritu Santo, se refiere a la vida que ha sido purificada y que se ha erradicado todo pecado, incluyendo el original, y que ahora mora en el Espíritu de Dios, siendo guiada por Él. La vía llena del Espíritu Santo, es aquella que refleja los valores centrales de la vida cristiana como norma de vida, también se refiere aquellas pernas que han decidido entregar su vida totalmente a Dios.
Bautismo del Espíritu Santo. “Mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch. 1:5). Esta promesa y mandamiento fueron las últimas palabras de Cristo a sus discípulos, y culminaron su ministerio de redención. La experiencia del bautismo del Espíritu Santo recibido por los discípulos se relata en Hechos 2:1-4, y refleja cuatro aspectos principales: Poder para una vida santa y un servicio eficaz; pureza o santificación, simbolizada por las lenguas de fuego, (este ultimo no como palabras raras, sino como ejemplo del elemento purificador).
Santidad, Se le denomina al estilo de vida que Dios quiere que vivamos, ya que desde la creación ese fue el plan para la vida del hombre, hoy también se le conoce como vivir apartado del mal, y entera consagración después del acto de la salvación por la fe, la santidad, es la norma de vida que Dios demanda de sus hijos.
Pureza de corazón en su significado total de acuerdo al NT, debe incluir libertad del doble ánimo, y ciertamente también limpieza del corazón como fuente de “malos pensamientos” y de cualquier otra clase de pecado de hecho. Por implicación, un corazón purificado es limpiado, no sólo de culpabilidad, sino también de corrupción y del dominio del “yo”; y por lo tanto, su fidelidad a Dios es total. El concepto de pureza de corazón, difícilmente puede separarse de la idea de una naturaleza moral radicalmente transformada y corregida.
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